martes, 21 de diciembre de 2010

RESERVADO Y FEDERAL: ASESINATOS

Dos presidentes estadounidenses asesinados ambos en condiciones un tanto misteriosas que el polvo de la historia ya está cubriendo.
La de Lincoln ya ha quedado en el olvido, sin embargo de la de Kennedy aún quedan algunos que, de vez en cuando, reviven lo sucedido tratando de demostrar el culpable de la conspiración.
He leído muchas de ellas, pero nunca había encontrado una teoría como esta. Es un artículo que circula por Internet y que he traducido para los interesados en el tema.



DOS GRANDES PRESIDENTES DE LOS ESTADOS UNIDOS ASESINADOS POR CAUSA DE LA JUSTICIA.
por Melvin Sickler



El 22 de noviembre de 2003 marcó el 40 aniversario del asesinato del presidente americano John F. Kennedy y la mayoría de los americanos aún cree que existió una conspiración.
Ambos, Abraham Lincoln y Kennedy fueron asesinados cuando ocupaban sus altos cargos de Presidente de los Estados Unidos.
Ambos de esos presidentes habían creado su propio sistema monetario para conducir a los Estados Unidos durante el tiempo de su mandato.
¿Es acaso esto un apura coincidencia?
¿Por qué asesinar a un presidente? ¿Por qué todo tiene que quedar encubierto? ¿Qué es lo que se trata de ocultar al pueblo americano?
Los hechos hablan por sí mismos.
Durante la Guerra Civil (1861 – 1865), el presidente Lincoln necesitó dinero para financiar la guerra entre el Norte y el Sur.
Los banqueros le iban a cargar entre el 24 y el 36% de interés.
Lincoln, siendo un hombre de principios, se horrorizó y se apartó desesperanzado de los banqueros negándose a condenar, a su amado país, a comprometerse a pagar una deuda imposible de cumplir.
Eventualmente el presidente Lincoln fue aconsejado a pasar una ley en el Congreso autorizando la impresión de notas legales respaldadas por el Tesoro para pagar los costos de la guerra.  En cierto momento escribió:
“… hemos dado al pueblo de esta república la mayor bendición que han tenido – su propio papel moneda para pagar sus deudas…”
 
Las notas del Tesoro se imprimieron con tinta verde en el reverso y por esto fueron conocidos como los «Greenbacks». Lincoln imprimió 400 millones de dólares de « Greenbacks » (la cifra exacta fue $449.338.902), dinero que él encargó fuera creado, un dinero libre de interés, para pagar el financiamiento de la guerra. Sivió de uso legal para pagar todas las deudas, públicas y privadas. Con ella pagó a los soldados, a los empleados civiles del gobierno y compró los suministros de guerra. Poco tiempo después que esto ocurriera el periódico Times de Londres escribió lo siguiente :

Si esta malévola política financiera, que tiene sus orígenes en Norteamérica, se asienta y confirma, entonces ese gobierno comenzará a imprimir su propia moneda sin costo alguno. Pagará todas sus deudas y se quedará sin ninguna. Tendrá todo el dinero que necesite para continuar haciendo sus negocios. Llegará a ser próspero sin precedentes en la historia del mundo. Ese Gobierno debe ser destruido o él destruirá todas las monarquías del globo.  

Era obvio que los banqueros habían aprendido. Lo único, repito, lo única cosa que es una amenaza a su poder es que los gobiernos soberanos se dediquen a imprimir billetes de una moneda libre de interés y de deuda. Esto rompería todo el poder de la Banca Internacional.

Las represalias
Después de esta publicación en el Times, el gobierno británico, que era controlado por los banqueros londinenses y europeos, puso su apoyo en los confederados sureños, esperando derrotar a Lincoln y a la unión, de esta manera destruyendo al gobierno que habían proclamado debía ser destruido.
Dos razones detuvieron que esto sucediera. En primer lugar, Lincoln conocía al pueblo inglés y sabía que Inglaterra no podía apoyar la esclavitud, así pues lanzó su Proclamación de Emancipación, la cual declaraba abolida la esclavitud en América.
Al saber esto, los banqueros ingleses ya no podían apoyar a los Confederados simplemente porque los ingleses no aprobarían que su país apoyase la esclavitud.
En segundo lugar, el Zar de Rusia envió parte de su armada a los Estados Unidos con órdenes a su almirante de ponerse a las órdenes de Lincoln. Los navíos rusos se convirtieron en una amenaza para la marina inglesa que intentaba romper el bloqueo y ayudar a los Confederados.
El Norte ganó la guerra y la Unión prevaleció. América permaneció siendo una nación.
Por supuesto que los banqueros no se iban a quedar de brazos cruzados, puesto que estaban decididos a terminar con los Greenbacks de Lincoln que constituían la moneda, libre de intereses y de deuda, de los Estados Unidos. Fue asesinado por un agente de los banqueros a los pocos días de terminar la guerra.
Después de esto, el Congreso revocó la ley de los Greenbacks y en su lugar dio paso a la promulgación de la ley del Banco Nacional. Los bancos nacionales serían de propiedad privada y todas las notas bancarias acarrearían su correspondiente interés. Esta ley también obligó a retirar de circulación a todos los Greenbacks, tan pronto estos llegaban al Tesoro.
En 1972, se pidió al Departamento del Tesoro de los Estados Unidos que calculara el interés que debería haber sido pagado si los 400 millones de dólares hubieran sido prestados con interés en lugar de haber sido impresos por Lincoln. Después de algunos cálculos llegaron a la conclusión que el ahorro que esto produjo a la nación fue de 4.000 millones de dólares. Basado en esto, imagínense los miles de millones de dólares que el gobierno paga en interés, a los banqueros, por usar “su” dinero.
 
La ley de la reserva federal

Por los siguientes cincuenta años hubo cambios en la moneda y en la ley de bancos. En 1913, los banqueros pudieron al fin lograr que el Congreso pasara la ley de la Reserva Federal que a su vez remplazaba la ley Nacional de Bancos que había terminado con los Greenbacks. Si el Gobierno hubiera seguido con la política de Abraham Lincoln, los temores anunciados en el Times de Londres, se hubieran cumplido. América sería una nación sin deuda y la nación más próspera de la tierra. Y todos los cerebros del mundo hubieran venido a América.
Pero al pasar la ley de la Reserva Federal, el Congreso renunció a su poder de crear su propia moneda, poder dado en la Constitución de los Estados Unidos, pasándoselo a los bancos privados quienes se llaman a sí mismos la Reserva Federal. Los banqueros habían logrado su última meta, puesto que ahora los Estados Unidos operan bajo un Banco Central que está en manos privadas. Ahora ellos tienen el poder de manejar el país por medio de la creación del dinero y tienen plena libertad para cobrar el interés que quieran.
Tal como Mayer Amschelm Rothschild dijo en cierta ocasión: "Permítanme controlar y emitir el dinero de una nación y no me importa quién haga las leyes".

John F. Kennedy
Ningún presidente de los Estados Unidos se había atrevido a ir en contra del sistema y crear su propio dinero ya que muchos de esos llamados “presidentes electos” eran peones de los banqueros. Esto fue hasta que John F. Kennedy llegó a la presidencia.
El presidente Kennedy no tenía miedo de saltarse el sistema puesto que tenía bien claro que el sistema de la Reserva Federal estaba siendo utilizado para destruir a los Estados Unidos. Y como hombre honorable, no podía tolerar eso ya que olía a corrupción desde todos los ángulos. Por supuesto que debía haber sabido acerca de los Greenbacks que Abraham Lincoln creó cuando fue presidente.
El día 4 de junio de 1963, el presidente Kennedy firmó un documento presidencial, llamado Orden Ejecutiva 11110, que enmendaba la Orden Ejecutiva 10289 del 19 de septiembre de 1951. Esta orden daba al Kennedy, como presidente de los Estados Unidos la apertura legal de emitir su propia moneda para gobernar el país, un dinero que pertenecía al pueblo, libre de intereses. Él imprimió Notas del Gobierno de los Estados Unidos ignorando completamente las mismas de la Reserva Federal cuyos dueños eran los bancos privados de la Reserva Federal.
Registros indican que Kennedy creó $4.292.893.825 en dinero. Estaba sumamente claro que Kennedy iba en camino de desestabilizar al sistema de la Reserva Federal de los Estados Unidos.



 

Pero pocos meses después, en noviembre de 1963, el mundo recibió la aterradora noticia del asesinato del presidente Kennedy. Ninguna razón fue dada, por supuesto, de alguien que quisiera cometer tan atroz crimen. Pero aquellos que conocían algo acerca del dinero y los bancos no les tomó mucho poner todas las piezas juntas. Con toda seguridad el Presidente Kennedy tenía en mente revocar la ley de la Reserva Federal de 1913, y devolver al Congreso de los Estados Unidos el poder de crear su propio dinero.

Es interesante saber que, solamente un día después del asesinato de Kennedy, todas las Notas del Gobierno de los Estados Unidos, fueron sacadas de circulación.
¿Fue esto por medio de una Orden Ejecutiva del nuevo presidente, Lyndon B. Johnson? ¿Tenía Johnson miedo a los banqueros? ¿o era un instrumento de ellos?
De cualquier manera todo el dinero creado por el Presidente Kennedy fue destruido. Y ni una sola palabra le fue dicha al pueblo americano.

Una lección para ser aprendida
Hay mucho que aprender de nuestra pasada historia.
Estamos ahora en 2003 y los Estados Unidos aún sigue operando bajo el sistema de la Reserva Federal. Ha hundido a este país en una deuda federal de $6.000.000.000.000 dólares (en 2005 ya pasó de los $8 billones y si agregamos las deudas individuales y las corporaciones la deuda sobrepasa con mucho los $20 billones), una deuda que nunca se va a poder pagar y que ha sido y es el mayor causante de todo tipo de corrupción imaginable. No obstante difícilmente se escucha una protesta de los americanos.
Todo lo que los banqueros tienen que hacer para mantener su poder es quitarse de en medio a los pocos políticos que honestamente trabajan para reformar nuestro sistema económico y de esta manera el pueblo en general se le mantiene ignorante y controlado. Es obvio que el pueblo americano debe despertar a la verdad.
Todo el pueblo, en general, debe ser educado acerca de la Reserva Federal y luego unirse para poner presión al Gobierno para que deponga la ley de la Reserva Federal de 1913. De lo contrario, vendrá el desastre en los Estados Unidos.
No puede haber paz sin justicia y no puede haber justicia si no hay una reforma en nuestro sistema económico, puesto que los financistas se encuentran detrás de toda la corrupción que pueda existir en el gobierno.
Ambos, Abraham Lincoln y John F. Kennedy, tuvieron el coraje de alzarse con los principios y luchar por la justicia. Ambos son reconocidos por la historia como verdaderos patriotas de los Estados Unidos. Pero acaso nosotros ¿tenemos el coraje de seguir su ejemplo?

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